Simón tenía 32 años y acababa de sufrir una decepción amorosa; su novia Carlota, con la que estaba compartiendo desde hace siete años, se marchó sin más. No dijo adiós, no escribió una carta, ni dejó un video, se marchó tirando el amor sincero que Simón le había ofrecido directo a la basura.
Una profunda decepción entró en el alma de Simón. Su sonrisa se borró, sus coloridos días se esfumaron. Se la pasaba llorando la inexplicable separación de su Carlota, pero un día se cansó, se aburrió, se dio un baño y salió a caminar por la ciudad para despejarse un poco y aclarar sus ideas.
Y allí estaba, la muñeca de plástico más hermosa que jamas había visto, sus ojos inanimados perfectos, su piel de plástico perfecta, era la mujer más linda que había visto. La compró y en un acto algo loco la convirtió en su novia, tal vez para superar su reciente perdida, o quizá para entretenerse. El hecho era que "Lucky", la muñeca, se volvió en la mujer de su vida.
No pasaron más de tres meses cuando Simón descubrió que necesitaba ayuda. Hizo mil llamadas y buscó en toda la Red un centro de rehabilitación o alguien que lo pudiera atender, pero al oír su caso, le decían que era un ser demasiado infantil, inmaduro y desocupado. Simón estaba al borde de caer en una nueva depresión, fue en ese momento cuando apareció una carta debajo de su puerta.
"No fue mi intención herirte, pero entiende que no puedo estar con un loco demente como tú. Amabas más a tus jugueteos y tus inventos que a mi misma y no lo soporté. Espero que Dios te ayude. Perdona si te hice pasar un mal tiempo. Te amó, Carlota."
Al leer la carta, Simón supo lo que tenía que hacer; Agarró a "Lucky" y fué hasta una pequeña capilla, no muy lejos de su casa. Allí habló con un concejero espiritual y le contó sus penas. Este concejero convenció a Simón de ir a un parque en donde quemaron a "Lucky" para despojarse simbólicamente de todas sus cargas. Aunque el acto le causó un gran llanto a Simón, el concejero lo consoló haciéndole ver lo mucho que desperdiciaba una vida tan valiosa y lo contagió de ánimo.
Sin preguntarle más, el concejero invirtió varios días llevando a Simón a diferentes lugares para que si divirtiera y riera un poco. En esos lugares Simón conoció muchas personas que lo hicieron ver la vida de un modo diferente.
Ahora simón está casado con Ximena, una mujer hermosa que ama y entiende a su esposo. Simón entendió que su vida no depende de nadie y que el amor verdadero nunca termina y lo comprobaba a diario al ver a su chica. Vive profundamente agradecido con aquél concejero que sin conocerlo, la abrió las puertas de su corazón y le brindó su ayuda sin reproches.
Historia por: Joan Viáfara
El juicio es una percepción subjetiva. El juicio cree, supone, no tiene ningún fundamento comprobrable. La afirmación no se especula, asegura y comprueba algo irrefutable, tiene fundamentación, es objetiva.
Excelente historia!
Te felicito Joan, muy bien desarrollados los conceptos.
Siga escribiendo, no pierda esta oportunidad.
Saludos
Profe